Julian González, 24 octubre 2016
Gasoducto
Los grandes consumidores de gas industrial están en guerra contra las autoridades francesas y el comisario europeo de Energía, Miguel Arias Cañete, por el parón que está sufriendo el gasoducto MidCat, que unirá los Pirineos con las vías Norte-Sur de Francia. Al Gobierno galo le acusan de estar bloqueando el proyecto y a la Comisión de Energía y Medio Ambiente y a su titular, Miguel Arias Cañete, de no estar haciendo nada por agilizar el tema.
Lo único que les queda es que el futuro Gobierno retome el proyecto. “Los del otro lado de la frontera no quieren el gasoducto”. Con esta frase tan contundente el presidente de los grandes consumidores representados en Gas Natural, Juan Vila, se despachó contra el Ejecutivo galo, ante la falta de compromiso que existe por parte del país vecino. El segundo flanco de los dardos fue contra el comisario Arias Cañete, a quien han pedido una reunión urgente para abordar la situación, y a quien responsabilizan de que el gasoducto Midcat siga en el baúl de los recuerdos.
¿Somos Europa o no?, se preguntó Vila en la Asamblea de la sociedad gasista. ¿Tenemos derecho o no a una conexión con Europa?, siguió preguntando. “Que nos lo diga Cañete”, recalcó, en un tono calmado pero directo contra la falta de compromiso que está demostrando la Comisión de Energía, el organismo de quien depende reciba el impulso que se necesita y quien debe exigir a Francia que no ponga impedimentos al mismo.
El presidente de Gas Industrial ha anunciado que, en las próximas fechas van a tener un encuentro con el comisario, pero sin muchas esperanzas de que vayan a lograr algún compromiso serio. Las grandes industrias consumidoras de gas ven en este proyecto la única vía para que los precios del gas bajen en España y se coloquen al nivel del resto de los países europeos. “Debemos tener los mismos precios a ambos lados de la frontera y deberíamos disfrutar de los mismos precios que Centroeuropa”, señaló Vila.
Un proyecto vital para la gran industria
“Esta conexión es vital para nosotros. Así podremos ir a comprar donde y como queramos”, dijo en la Asamblea anual el máximo representante de los industriales consumidores de gas. La asociación, que integra a más de 60 empresas, reitera la imperiosa necesidad para la industria española de contar con un gas competitivo respecto a Europa. Según denuncia Vila, los peajes son hasta tres y cuatro veces más elevados que los que se mueven al otro lado de los Pirineos.
En la actualidad, más del 62% del gas nacional lo consume la gran industria, con una facturación que supera los 3.500 millones de euros anuales. Tal y como señalan, las empresas españolas han llegado a pagar por el gas que consumen entre un 20% y un 25% más que sus competidores europeos. Solo los costes regulados representan el doble que los que soportan los franceses, el triple de los británicos y hasta seis veces los costes que tienen los alemanes.
Y es que, el proyecto en el que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer, señalaron en su día como algo prioritario para unir toda Europa por gasoducto está chocando con el muro francés. La primera fase del mismo incluye la construcción de un tubo de unos 235 kilómetros de gasoducto y una inversión de 470 millones de euros. De esa primera fase, unos 150 millones de inversión son para el tramo español y otros 320 millones de euros para la zona francesa.
En España, ya está construido el tramo que une Barcelona con Hostalric, mientras que el trazado que enlazará Hostalric con la frontera francesa está definido y las licencias ambientales autorizadas, pero se encuentra paralizado. ¿Razones? Nadie da explicaciones de por qué.
Francia mira para otro lado
Desde que se desarrollaron los primeros encuentros bilaterales entre España y Francia para aumentar la capacidad de interconexión eléctrica y gasista entre ambos países, ambos gobiernos dejaron claro que había que lograr un entendimiento mutuo de los marcos regulatorios y de las legislaciones entre poblaciones para que ayuntamientos y corporaciones no pusieran trabas a los proyectos gasista y eléctrico pendientes. En cambio, sigue habiendo una cierta corriente opositora en Francia a que el gasoducto no se realice.
Aparte del beneficio que el gasoducto puede suponer para las industrias españolas porque se abarataría el precio, España tiene una sobrecapacidad en las infraestructuras de gas natural que podría utilizar si el proyecto se materializase. En la actualidad, existen seis plantas de regasificación en Barcelona, Huelva, Cartagena, Bilbao, Sagunto y Mugardos (La Coruña), con una media de utilización por debajo del 20%, y otra en El Musel (Gijón) que está en hibernación.
“Somos una isla energética y el nivel de concentración del mercado minorista español es muy alto. Contamos con pocos agentes activos y escasa liquidez. El 76% de los costes del sistema gasista español son transporte y distribución”, subrayan. La patronal Gas Industrial pide al próximo Gobierno que “aborde seriamente la conexión con Francia, y que ponga en valor las estructuras infrautilizadas”.
En marzo de 2015, los presidentes del Gobierno de España, Mariano Rajoy; Francia, François Hollande, y el ex primer ministro de Portugal, Pedro Pasos Coelho, firmaron un pacto para impulsar las interconexiones eléctricas y gasista. En 18 meses que han transcurrido desde entonces, apenas se ha hecho nada. La parálisis del Gobierno en funciones ha contribuido para que Francia mire hacia otro lado.
Los grandes consumidores de gas industrial están en guerra contra las autoridades francesas y el comisario europeo de Energía, Miguel Arias Cañete, por el parón que está sufriendo el gasoducto MidCat, que unirá los Pirineos con las vías Norte-Sur de Francia. Al Gobierno galo le acusan de estar bloqueando el proyecto y a la Comisión de Energía y Medio Ambiente y a su titular, Miguel Arias Cañete, de no estar haciendo nada por agilizar el tema.
Lo único que les queda es que el futuro Gobierno retome el proyecto. “Los del otro lado de la frontera no quieren el gasoducto”. Con esta frase tan contundente el presidente de los grandes consumidores representados en Gas Natural, Juan Vila, se despachó contra el Ejecutivo galo, ante la falta de compromiso que existe por parte del país vecino. El segundo flanco de los dardos fue contra el comisario Arias Cañete, a quien han pedido una reunión urgente para abordar la situación, y a quien responsabilizan de que el gasoducto Midcat siga en el baúl de los recuerdos.
¿Somos Europa o no?, se preguntó Vila en la Asamblea de la sociedad gasista. ¿Tenemos derecho o no a una conexión con Europa?, siguió preguntando. “Que nos lo diga Cañete”, recalcó, en un tono calmado pero directo contra la falta de compromiso que está demostrando la Comisión de Energía, el organismo de quien depende reciba el impulso que se necesita y quien debe exigir a Francia que no ponga impedimentos al mismo.
El presidente de Gas Industrial ha anunciado que, en las próximas fechas van a tener un encuentro con el comisario, pero sin muchas esperanzas de que vayan a lograr algún compromiso serio. Las grandes industrias consumidoras de gas ven en este proyecto la única vía para que los precios del gas bajen en España y se coloquen al nivel del resto de los países europeos. “Debemos tener los mismos precios a ambos lados de la frontera y deberíamos disfrutar de los mismos precios que Centroeuropa”, señaló Vila.
Un proyecto vital para la gran industria
“Esta conexión es vital para nosotros. Así podremos ir a comprar donde y como queramos”, dijo en la Asamblea anual el máximo representante de los industriales consumidores de gas. La asociación, que integra a más de 60 empresas, reitera la imperiosa necesidad para la industria española de contar con un gas competitivo respecto a Europa. Según denuncia Vila, los peajes son hasta tres y cuatro veces más elevados que los que se mueven al otro lado de los Pirineos.
En la actualidad, más del 62% del gas nacional lo consume la gran industria, con una facturación que supera los 3.500 millones de euros anuales. Tal y como señalan, las empresas españolas han llegado a pagar por el gas que consumen entre un 20% y un 25% más que sus competidores europeos. Solo los costes regulados representan el doble que los que soportan los franceses, el triple de los británicos y hasta seis veces los costes que tienen los alemanes.
Y es que, el proyecto en el que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer, señalaron en su día como algo prioritario para unir toda Europa por gasoducto está chocando con el muro francés. La primera fase del mismo incluye la construcción de un tubo de unos 235 kilómetros de gasoducto y una inversión de 470 millones de euros. De esa primera fase, unos 150 millones de inversión son para el tramo español y otros 320 millones de euros para la zona francesa.
En España, ya está construido el tramo que une Barcelona con Hostalric, mientras que el trazado que enlazará Hostalric con la frontera francesa está definido y las licencias ambientales autorizadas, pero se encuentra paralizado. ¿Razones? Nadie da explicaciones de por qué.
Francia mira para otro lado
Desde que se desarrollaron los primeros encuentros bilaterales entre España y Francia para aumentar la capacidad de interconexión eléctrica y gasista entre ambos países, ambos gobiernos dejaron claro que había que lograr un entendimiento mutuo de los marcos regulatorios y de las legislaciones entre poblaciones para que ayuntamientos y corporaciones no pusieran trabas a los proyectos gasista y eléctrico pendientes. En cambio, sigue habiendo una cierta corriente opositora en Francia a que el gasoducto no se realice.
Aparte del beneficio que el gasoducto puede suponer para las industrias españolas porque se abarataría el precio, España tiene una sobrecapacidad en las infraestructuras de gas natural que podría utilizar si el proyecto se materializase. En la actualidad, existen seis plantas de regasificación en Barcelona, Huelva, Cartagena, Bilbao, Sagunto y Mugardos (La Coruña), con una media de utilización por debajo del 20%, y otra en El Musel (Gijón) que está en hibernación.
“Somos una isla energética y el nivel de concentración del mercado minorista español es muy alto. Contamos con pocos agentes activos y escasa liquidez. El 76% de los costes del sistema gasista español son transporte y distribución”, subrayan. La patronal Gas Industrial pide al próximo Gobierno que “aborde seriamente la conexión con Francia, y que ponga en valor las estructuras infrautilizadas”.
En marzo de 2015, los presidentes del Gobierno de España, Mariano Rajoy; Francia, François Hollande, y el ex primer ministro de Portugal, Pedro Pasos Coelho, firmaron un pacto para impulsar las interconexiones eléctricas y gasista. En 18 meses que han transcurrido desde entonces, apenas se ha hecho nada. La parálisis del Gobierno en funciones ha contribuido para que Francia mire hacia otro lado.