DesGASte territorial

El gasoducto ha comportado grandes movimientos de tierras. adenc
Si seguimos sin preservar el escaso lujo verde que tenemos, pronto pasaremos de 'Com el Vallès no hi ha res' al tristísmo 'Del Vallès ja no en queda res'


Su construcción supone un desGASte territorial y una profunda fractura en los campos y bosques vallesanos. El gasoducto Martorell-Figueres, impulsado por la empresa estatal Enagás, cuyas obras cruzan buena parte del bosque de Can Deu de Sabadell, el río Ripoll y otros puntos verdes de ambas comarcas, han quedado paradas indefinidamente en Hostalric (Girona) y no continúan hasta Francia, como estaba previsto. Así lo anunció el ministerio de Industria el pasado mayo, tras reconocer que las obras se frenaban por la decisión del Gobierno francés de no conectar las partes gala y española de la infraestructura. Después de más de medio año de construcción, el objetivo inicial ha hecho aguas y ha dejado un rastro de campos despanzurrados, miles de árboles cortados, torrentes y rieras afectados.

El gasoducto fue impulsado por los entonces ministros de Industria José Montilla y Joan Clos y es el tramo catalán del proyecto Midcat, diseñado para unir la red gasista española con la red francesa en la localidad de Barbairan, a 120 km de la frontera. Un tramo francés, sin embargo, que nunca estuvo aprobado, hasta el punto que el anterior gobierno de Sarkozy desestimó la construcción entre Figueres y Barbairan y optó por interconectar su red con la de la península a través del gasoducto Biriatu-Larrau, ya construido en el País Vasco francés. Así, se ahorraba la construcción de un nuevo y costoso túnel bajo los Pirineos.

En junio, los Ayuntamientos de Caldes de Montbuí, l'Ametlla del Vallès, Llinars del Vallès y Sant Celoni, se unieron a Castellar del Vallès y Sabadell para exigir a Enagás conocer los motivos que han impulsado a realizar una obra enorme sin tener garantizada la conexión con Francia. Grupos ecologistas como Adenc o la Unió Excursionista de Sabadell (UES) observan la falta de mecanismos de protección medioambiental para una obra de tal magnitud. Los naturalistas denuncian la falta de sensibilidad de los constructores, que han traspasado ríos en época de mayor caudal, se han vertido toneladas de arena en zonas agrícolas e incluso se han destruido yacimientos arqueológicos.

Enagás argumenta que el gran tubo será útil porque facilitará gas natural a las provincias de Barcelona y Girona y también lo suministrará a las centrales eléctricas de ciclo combinado ya existentes.

¿Esa futura distribución justifica tanta destrucción del frágil entorno natural del Vallès? ¿No había un recorrido alternativo por un ramal paralelo a la AP-7? ¿Qué utilidad tendrán los 80 millones de euros enterrados a lo largo de 140 kilómetros? Si seguimos sin preservar el escaso lujo verde que tenemos, pronto pasaremos de Com el Vallès no hi ha res al tristísmo Del Vallès ja no en queda res. Si Pere Quart levantase la cabeza…

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